ChatGPT: ¿la inteligencia artificial le podría quitar su trabajo? Descúbralo

Para la prensa especializada en ciencia y tecnología la irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa a través de ‘chatbots’ como ChatGPT supone uno de los avances científicos más revolucionarios de las últimas décadas. Y no es para menos.

(Lea aquí: La visión de Bill Gates sobre la IA como la segunda revolución tecnológica)

A finales de 2022, la empresa OpenIA, encargada de su desarrollo, lanzó ChatGPT de forma gratuita al público masivo. Aunque ya hay también una versión potenciada de pago. Desde entonces, la popularidad de esta herramienta se ha disparado acumulando millones de usuarios en todo el planeta.

(Vea también: ¡Pilas! Con ChatGPT y otras IA, crecen riesgos de caer en llamadas millonarias)

Especialmente en el inicio de este 2023, los medios de comunicación y las redes sociales se han inundado con cientos de historias de usuarios que cuentan las virtudes de su uso, pero también sus riesgos.

Su éxito -que es temor para otros- se basa en la amplia gama de tareas que puede hacer este tipo de inteligencia artificial en un nivel que raya casi la elocuencia humana.

La irrupción de ChatGPT ha causado “más entusiasmo en el mundo de la tecnología que cualquier otro avance desde hace varios años

Desde responder correos electrónicos y cualquier tipo de preguntas, hasta escribir poemas y discursos emulando la personalidad de algún gran dirigente famoso son algunas de las tareas con las cuales los internautas han puesto a prueba a ChatGPT y otras IA que ya debutan en el mercado.

Los ‘chatbot’ pueden escribir líneas de código para software, componer canciones o diseñar presupuestos de viajes; sintetizar textos, responder dilemas filosóficos, escribir ensayos de 100 palabras en pocos segundos o simplemente decir quién es el actual presidente de Colombia.

También es capaz de explicar la teoría de la relatividad o el funcionamiento de la bolsa con palabras que un niño de cinco años puede entender.

Un director ejecutivo de una empresa de desarrollo de software, por ejemplo, contó a través de su cuenta de Twitter que el ‘chatbot’ le corrigió una línea de código que estaba mal escrita en su programa. Y, además de escribirla de forma correcta, le explicó qué estaba mal y le enseñó paso a paso qué debía hacer para evitar cometer el mismo error.

A finales de enero, la cadena CNN informó que ChatGPT también había aprobado con resultados aceptables los exámenes de posgrados en dos prestigiosas universidades estadounidenses.

Mientras que The New York Times contó a mediados de enero que el profesor de filosofía Antony Aumann, de la Universidad del Norte de Míchigan, recibió un ensayo que sin duda “era el mejor de su clase”, pero con la sorpresa que un estudiante le había pedido ayuda a ChatGPT para escribirlo

Para ir a un caso mucho local, EL TIEMPO conversó con Federico, un joven emprendedor que tiene una empresa que alquila casas y apartamentos a turistas en el Caribe colombiano.

Entre las tareas más mecánicas de su trabajo están responder correos electrónicos con información de servicio para sus clientes y escribir descripciones elegantes y detalladas de sus alojamientos en una popular plataforma para rentar viviendas.

ChatGPT supone retos especiales para colegios y universidades, que ya enfrentaban al plagio.

Foto:

iStock

Los ‘chatbots’ se equivocan porque responden “con base en lo que han aprendido, producen texto nuevo por su cuenta (…).

Federico vio en ChatGPT una oportunidad de agilizar este proceso mecánico y repetitivo. Con unas pocas instrucciones precisas el bot redacta por él los textos que usa día a día para atender sus clientes. “Es una preocupación menos y me ahorra tiempo”, dice.

Al igual que estos, hay miles de otros ejemplos de muchas tareas que la gente está descubriendo cada día para hacer más fáciles sus vidas y trabajos.

Estos cuatro casos son tan solo ejemplos de un apasionado debate ético y existencial: ¿las máquinas van a reemplazar el trabajo que hacen los seres humanos o serán una herramienta más que facilitará la vida?

Lo cierto es que su irrupción ha causado “más entusiasmo en el mundo de la tecnología que cualquier otro avance desde hace varios años”, dice el editor adjunto de The Economist, Tom Standage.

Para otros, como el magnate Elon Musk, es mejor pausar por un tiempo estos desarrollos para analizar el eventual impacto sobre las vidas humanas. Musk junto a otros empresarios publicó esta semana una carta dirigida directamente a los desarrolladores para detener por seis meses el uso de los ‘chatbots’.

Por eso es clave entender cómo funciona la herramienta, para qué sirve, cómo lo hace y cuáles son sus principales dilemas.

¿Qué es y cómo se usa?

Aunque ChatGPT es la inteligencia artificial generativa más popular del momento hay que mencionar que existen otros proyectos. Por ejemplo, Bard, que desarrolla Google, o LLaMa, de Meta.

Su funcionamiento es sencillo. Para registrarse, usted debe entrar a la página OpenIA y crear una cuenta con su correo electrónico. Después de iniciar sesión, le aparecerá una interfaz similar a la de un chat, como el de Instagram, Facebook o el antiguo Messenger.

Todas las aplicaciones de la inteligencia artificial trae sin duda dilemas éticos, pero la tecnología debe ser un instrumento creado por el hombre y que debe ser usado al servicio del hombre

Allí usted puede escribir sus preguntas o tareas para el ‘bot’. Por ejemplo: “Explícame como si tuviera cinco años cómo ocurre la fotosíntesis en las plantas”. En pocos segundos, el programa empezará a generar texto explicando o haciendo lo que se le pidió.

Mientras las instrucciones sean más específicas, la herramienta afinará y será más precisa en su respuesta. ChatGPT, en este caso, consulta información disponible en la web y genera un texto en función de la información que tiene en su base de datos.

Esto no quiere decir que la máquina sea infalible. Ya han quedado registrados muchos casos en los cuales la inteligencia artificial generativa comete errores e imprecisiones y hasta hacer comentarios irrespetuosos, por lo que no se debe confiar ciegamente en lo que dice y la supervisión de un humano es fundamental.

Esto responde ChatGPT al pedirle que le explique a un niño de cinco años cómo funciona la fotosíntesis.

Foto:

Archivo particular

Los ‘chatbots’ se equivocan porque responden “con base en lo que han aprendido, producen texto nuevo por su cuenta (…). Es por eso que los ‘chatbots’ pueden darte respuestas diferentes si haces la misma pregunta dos veces”, explicó en The New York Times Cade Metz, reportero especializado en asuntos de inteligencia artificial.

¿Por qué causa polémica su uso?

En mundo laboral y en la academia se ha empezado a especular sobre en qué trabajos la máquina podría llegar a reemplazar a los seres humanos. La empresa OpenIA reveló hace poco un documento en el que hace un listado de las profesiones que corren riesgo con esta invención.

Las labores relacionadas con la programación, redacción, la contaduría y matemáticas, por ejemplo, tienen más chance de ser reemplazadas por una IA. Mientras que las habilidades científicas y de pensamiento crítico se podrían ver menos afectadas.

Todas las aplicaciones de la inteligencia artificial, como toda tecnología, trae sin duda dilemas éticos, pero la tecnología debe ser un instrumento creado por el hombre y que debe ser usado al servicio del hombre”, le explica a este diario Obdulio Posada, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y exrector de la Universidad de La Sabana.

Posada recuerda que a lo largo de la historia los avances científicos han tenido cierta resistencia o controversia. “Así ocurrió con la televisión porque se decía que iba a maleducar a los niños. También tengo fotos de archivos de prensa donde profesores universitarios protestaban en Estados Unidos en contra del uso de las calculadoras porque los estudiantes iban a hacer trampas en sus ejercicios”, agrega.

Y aunque la televisión y las calculadoras ya hacen más que parte del día a día de la gente, para Posada, la “verdadera inteligencia es la que afronta problemas de futuro y de contexto” y, en esencia, que tenga “espíritu crítico”.

Elon Musk y otros empresarios pidieron pausar por algunos meses el desarrollo de la inteligencia artificial generativa.

Foto:

EFE / iStock

La “verdadera inteligencia es la que afronta problemas de futuro y de contexto” y, en esencia, que tenga “espíritu crítico”.

En otras palabras: mucho depende de lo que hagamos con la tecnología y cómo la usemos.

¿Rechazarán los humanos la educación tal como la conocemos y confiarán más en software que piense por ellos?

¿En quién se puede confiar para que la IA sea imparcial, precisa y adaptable a diferentes países y culturas?

Son algunas de las preguntas que aún están pendientes por resolver en este debate.

Sin embargo, para The New York Times es “demasiado pronto para hacer un recuento o para medir el impacto general en la demanda laboral y la productividad, pero parece claro que la inteligencia artificial afectará el trabajo de manera diferente a las oleadas anteriores de tecnología”.

“La visión positiva de herramientas como ChatGPT es que podrían ser complementos del trabajo humano, en lugar de reemplazarlos”, agrega ese medio.

Una carrera tecnológica en la que hay mucho dinero de por medio

Varias empresas ya están en la carrera por dominar el mercado de la IA, no solo por su potencial tecnológico, sino por las jugosas sumas detrás de los inversionistas.

Si va a haber algo más poderoso que nosotros y más inteligente que nosotros, ¿qué significa eso para nosotros?», preguntó. «¿Y nos domina, o la dominamos?

Desde su discreto lanzamiento a fines de noviembre, ChatGPT se ha convertido en una de las aplicaciones de más rápido crecimiento jamás vistas e hizo que Microsoft y Google aceleraran proyectos que hasta ahora habían sido celosamente guardados por temores de que la tecnología no estuviera lista para el uso del público.

«Solo cinco días después de su lanzamiento, un millón de usuarios usaban ChatGPT -un crecimiento 60 veces más rápido que Facebook en alcanzar el millón de usuarios-» dijo Hu.

OpenAI, la empresa que creó ChatGPT, fue valorada por Microsoft en cerca de 30.000 millones de dólares a pesar de que sigue quemando dinero a gran velocidad, dijo Wayne Hu, de la empresa SignalFire, una firma de capital de riesgo.

Además de los fondos de riesgo convencionales, las gigantes de tecnología están al acecho, como Google, que acaba de invertir 300 millones de dólares en la compra del 10% de Anthropic y su chatbot Claude.

«De repente, todos los inversionistas están hablando de cómo ChatGPT podría eliminar millones de puestos de trabajo calificado, cambiar radicalmente industrias de billones de dólares y modificar fundamentalmente la forma en la que aprendemos, consumimos y tomamos decisiones», acota Hu.

La inteligencia artificial «probablemente está llegando más rápido de lo que podemos procesarla», dijo Sharon Zhou, cofundadora de una empresa de IA.

La tecnología plantea una pregunta existencial para la humanidad, dijo Zhou a la AFP. «Si va a haber algo más poderoso que nosotros y más inteligente que nosotros, ¿qué significa eso para nosotros?», preguntó. «¿Y nos domina, o la dominamos?».

Hu opina que la «fiebre del oro» de ChatGPT podría no tener precedentes y expandirse mucho más allá de la IA generativa porque la tecnología misma minimiza la necesidad de un programador de códigos o de un diseñador para ejecutar ideas.

«Esta ola de IA puede ser más grande que la de los celulares o la nube, y más en la escala de algo como la Revolución Industrial que cambió el curso de la historia humana», aseguró Hu.

CARLOS JOSÉ REYES GARCÍA
SUBEDITOR INTERNACIONAL
EL TIEMPO
@CarlosJ_Reyes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *